Desde que comenzó la pandemia, trabajan sin descanso los siete días de la semana. Son los responsables de contactar durante el periodo de aislamiento a cada uno de los casos positivos y evaluar su evolución, incluso en niños y adolescentes. “El momento de mayor angustia es cuando les decimos el resultado. Debemos darles mucha contención”, aseguran.
Desde que comenzó la pandemia y se incrementaron los casos positivos de pacientes con Covid – 19 en la ciudad, la Secretaría de Salud del Municipio debió reforzar el equipo que realiza el seguimiento telefónico diario de cada uno de los casos.
Este grupo de trabajo compuesto por siete profesionales médicos – a los que los pacientes solo conocen por voz- cambió radicalmente sus funciones y desde hace ya varios meses trabajan los siete días de la semana, sin descansos ni fines de semana.
Ellos son los responsables de seguir la evolución de los casos en aislamiento, ya sea en domicilio o que están alojados en los centros con los que cuenta el Municipio, tales como el hotel de Tenaris, el Seminario Diocesano San Pedro y San Pablo del Obispado de Zárate-Campana o la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Y, dado que no cuentan con la posibilidad de revisarlos, su capacidad de escucha es clave. Claro que, en cada llamado, no solo indagan acerca de los síntomas y dolencias, sino que también los tranquilizan, aconsejan y les dan mucha contención emocional.
“En un inicio, trabajaba prácticamente sola en una guardia de 24 horas, y otros colegas hacían guardia en el 107. Pero, cuando se fue estableciendo la situación pandémica, nos tuvimos que organizar ya que llegó un momento que no me alcanzaban las horas del día para llamar a la gente”, recuerda la directora Médica Asociada del Hospital San José, Mónica Gutierrez, quien por ser de paciente riesgo trabaja desde su domicilio y, al momento, lleva realizados más de 500 seguimientos con sus correspondientes certificados de alta.
“Los pacientes se dejan guiar muy bien. Esperan nuestro llamado. Quizá a veces los cansamos de repetir, por ejemplo, cómo son las proporciones para diluir la lavandina, pero lo hacemos para evitar la propagación del virus, que es lo fundamental”, enfatiza Gutierrez.
El equipo que, junto a la doctora Martina Ahumada, lidera Gutierrez, está compuesto por los doctores Damian Canavese, Marina Mella, Luis Sosa y Carolina Martella. Ambos grupos cuentan a su vez con la colaboración de la pediatra Lidia Meier, quién es la encargada del seguimiento de todos los niños y adolescentes positivos hisopados en el hospital.
La Dra. Maglione de Meier llama alrededor de 30 familias de “pacientitos” por día. “En el caso de los niños, hablo con los papás, sobre todo la mamá, y cuando son adolescentes, directo con ellos y les consulto cómo se sienten, haciendo un seguimiento de cada uno de los síntomas”, cuenta.
Y explica que si bien los chicos hacen cuadros leves, es muy importante hacerles el seguimiento porque nunca se sabe si pueden tener una complicación. En caso que presenten un dolor abdominal o dificultad respiratoria importante, se coordina inmediatamente con la guardia pediátrica y con el SAME el traslado, para que sean evaluados de manera presencial en el hospital. Y, en caso que sea necesario, quedan internados en el sector de pediatría.
El momento más difícil
Al igual que sus colegas, Meier hace hincapié en la importancia de la capacidad de escucha. “Estos meses fuimos afinando mucho el oído y a mí, en lo particular, me toca tranquilizar a los papás, sobre todo cuando les doy la noticia, y escuchar a la mamá, que es la que más percibe. Y, por supuesto, confiar mucho en ellas”.
En esta línea, la Dra Ahumada también remarca que “la parte más complicada y difícil del llamado telefónico es el momento en el que hay que darles la noticia”.
“La mayoría de las veces se hace un silencio. A lo largo de estos meses, he implementado distintas estrategias al momento de informarles. Lo primero que hago es tratar de generar un vínculo telefónico con el paciente, charlar, preguntarle cómo se siente, dónde vive, a qué se dedica, que sepa que soy la médica clínica que realiza los seguimientos y, casi sobre el final, le digo que es positivo y la verdad es que es un momento feo en el que me gustaría estar al lado de cada paciente para tranquilizarlo porque, si bien lo hacemos por teléfono, no es lo mismo”, relata Ahumada.
Para tranquilizarlos, Gutierrez, por ejemplo, les habla de las estadísticas. “A cada uno les digo que el 97% de los casos positivos evoluciona favorablemente pero que debemos estar muy atentos. Se genera una relación muy buena entre el médico que habla con el paciente y el familiar. Se establece un vínculo humano y uno hasta se encariña con las personas”, asegura la directora Asociada del Hospital.
El trabajo en equipo, la clave
Además de reconocer el fuerte apoyo de las autoridades de la Secretaría de Salud, todos los integrantes de este grupo coinciden en que, a lo largo de estos meses, se formó un gran equipo de trabajo, que se desempeña de manera coordinada no solo entre ellos sino también con los profesionales de todas las áreas del hospital y del SAME.
Es que, tal como dice Ahumada, “esta pandemia nos demostró que si no hay un trabajo en equipo es muy difícil salir adelante”.