Mi total solidaridad con las concejales formoseñas, Gabriela Neme y Celeste Ruiz Díaz, quienes sufrieron días atrás una detención sin causa alguna, solo por el hecho de cumplir con la obligación de defender y representar a los ciudadanos de Formosa.
Dicha detención, deja a las claras que estamos frente a una persecución política en manos del Poder Ejecutivo del gobernador Gildo Insfran.
La situación de la provincia de Formosa es lamentable, el estado de derecho se ve quebrantado y los derechos humanos violados.
Es realmente deplorable que sus ciudadanos estén viviendo en condiciones inexplicables, con estados de sitio a partir de mediodía, enfermos sin poder atenderse, hospitales que no poseen suministros y más aún, aquellos que por alguna razón son sospechosos de haber contraído el Covid-19, son obligados a ingresar a centros de “aislamiento” que se encuentran en condiciones inhumanas, que más que garantizar un control sanitario lo único que les brinda a la sociedad es una situación de violencia semejante a un gueto.
Y más deplorable aún, es el silencio por parte del Gobierno Nacional que pareciera encubrir estas prácticas y no hace nada en defensa de los formoseños, que lamentablemente están padeciendo la realidad de una provincia donde la democracia hace mucho está peligro y hoy se ve particularmente amenazada.
Tampoco nos olvidemos del Partido Justicialista que, en las últimas horas, salió a apoyar a Insfran en tan deplorable accionar. Se ve que el partido se olvidó de luchar por los más necesitados y los derechos humanos, evidentemente sigue siendo puro relato.
A pesar de esto, celebro que incluso en las peores condiciones feudales en las que viven los formoseños, todavía existan personas que luchen por una alternancia democrática y sus derechos como ciudadanos. Ojalá pronto la historia sea distinta.