” El truco y las ideologías” por Diego Paolinelli

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Crecer en los ´70 era…TV en blanco y negro, para los que tenían suerte de tener tele en su casa y bien orientada la antena. El juguete más importante era…una PULPO (pelota de goma a rayas rojizas y blancas), con la que armabas “el picadito” de futbol en la calle de tierra, del barrio. “Mata sapos”, en algún patio (juego que habíamos aprendido en el cole, al vóley …usando como red el alambrado de alguna casa y básquet, en el arito que me había armado mi abuelo (el Viejo Santoro) con una tabla, que creo sería de algún tablero para dibujo técnico y una varilla del 12 que le había dado forma circular en el taller de Cotelessa, donde trabajaba su Amigo Pedro (al que mi vieja me hacía decirle tío, porque no sé qué parentesco tenía la mujer con mi Abuelo), sin red obviamente. Y lo había colgado a la altura de un Aro de Mini básquet, de un caño que sostenía la parra de uvas negras que había en el pasillo de entrada a su casa (digo su casa y no la mía porque nunca la sentimos así…mis padres construyeron nuestra casa en la parte de atrás del terreno de mis abuelos maternos. Fue parte de mi infancia y de mi adolescencia, más la de algunos chicos del barrio.

Mis tardes transcurrían viendo El Zorro o Bonanza, y yendo a practicar básquet al Club a una cuadra de casa. Cuando no practicaba, siempre pasaba a saludar a mi Abuelo Antonio (él siempre me acompaño a mis partidos jugara donde jugara), y a sus amigos, El Tío Pedro Balboa y Verón (no recuerdo su nombre para todos era el Negro Verón). Ya de chico disfrutaba de sus charlas eufóricas de Política (mi Abuelo Peronista de Perón, Pedro Comunista y Verón Socialista…todos laburantes jubilados, pero haciendo changas para llegar holgados a fin de mes, con sólo escuela primaria, pero una cultura que más de uno desearía de un recién recibido. 

De muy chico cuando mi abuela no estaba me hacían participar de sus partidos de “Escoba del 15” (una forma genial de aprender a sumar y tener estrategias), esperando que llegara el cuarto participante para jugar al truco, que normalmente era mi Viejo. Pasaron los años y ya a punto de terminar la Primaria me invitaron a jugar al Truco (juego de grandes), los había observado durante mucho tiempo, aprendiendo los valores de las cartas, como y cuando jugar…se me daba muy bien la relación con la gente mayor y creo que eso también me fue moldeando el carácter. 

Jugar de compañero con mi Abuelo, era una bomba de tiempo…como buen ARIANO se dejaba llevar por sus impulsos y perdimos más partidos que los que ganamos…pero siempre se hizo cargo y nunca me echo la culpa. Con Verón…realmente no jugué mucho. Mi Viejo era el mejor jugador del grupo, a pesar de ser el más callado cuando jugaba la tenía muy clara, nunca sabías que tenía y por la cara, te sacaba la ficha si tenías o no para ganarle. A pesar que aprendí mucho de su juego, quería tanto demostrarle que estaba a la altura…que cuando perdíamos me enojaba mucho conmigo. Pero con el que más me gustaba jugar de compañero era el Tío Pedro…no era el mejor…pero era el divertido…siempre tenía un chiste a mano, un verso en doble sentido (para no decir malas palabras adelante del pibe) y las charlas eran geniales…me acuerdo y se me dibuja una sonrisa. Ya jubilado, como te contaba antes, hacía unas changas en el Taller, que estaba al lado de su casa…viéndolo un Señor Mayor y grandote, con una voz castigada por el pucho y el vino de mesa…imponía un respeto importante, y nunca faltaba el proveedor nuevo que caía a causa de sus bromas. Contaba que un día llego un proveedor nuevo en un camión, que en la puerta decía que la empresa era de Morón, y él le dice al chofer: “Así que Ud. es de Morón…igual que el Patrón”, el pibe entró y le responde “¿no me diga que Don Cotelessa también es de Morón? A lo que Pedro le respondió: “Si, es de Morón…demorón para pagar, estamos a 10 y todavía no pago la quincena”.Jajaja (soltaba una carcajada estruendosa).

 Tenía una visión de la realidad, que ni siquiera algunos advenedizos del Periodismo podían ver. Entre charla y charla recuerdo una de mediados del `83, cuando todos se peleaban por Alfonsín o Luder, él me dice: “estos salames se creen que el que gane las elecciones viene con la varita mágica y van a arreglar de la noche a la mañana lo que hicieron los Milicos. Para mí, el partido que gane…no llega al año 2000”. No hace falta decir en lo que se transformó el Radicalismo, me parece…

Pero si hay una historia que me quedó grabada y hoy sigue marcando mi postura política, fue la que me contó de su Padre. Corría la Década del 40 y trabajaban juntos en el Frigorífico Smithfield (luego llamado Cooperativa Martín Fierro). Una mañana en la hora del mate, entra un Jefe y lo ve al Padre leyendo el diario LA NACION (que era la visión de la Derecha Conservadora de la época), Balboa era de un Pensamiento de Izquierda y había participado de una huelga brava para ese momento. Entonces el Jefe se le acerca y muy sonriente le dice: “Eh Balboa… ¿no me diga que se está vendiendo???”…. a lo cual Balboa lo mira muy serio y le dice: “No mi Amigo, yo no estoy a la venta, pero hay que saber cómo piensa el otro, para reafirmar lo que uno es”.…

 

Fin.