Los colonos, que año tras año forman parte de la Colonia Municipal de Verano, comparten sus sensaciones y experiencias en un cuaderno. Las hojas son reflejo de testimonios de alegría, diversión y agradecimiento.
La Colonia Municipal de Verano llegó a su fin, pero no así sus anécdotas e historias. Porque transcurrido unas semanas de su gran cierre a puro baile y alegría, se “abrió” un cuaderno que atesora y refleja testimonios de las vivencias y sensaciones de los adultos mayores: el Diario de la Colonia.
“Doy gracias a Dios por poder seguir participando en la colonia. Es vida. Y como siempre digo, me faltan palabras para agradecer a toda esta gente linda cómo se brindan con nosotros. Gracias mil, gracias por todo”, escribió Iris en una de las tantas páginas que forman parte de este diario creado por los propios colonos y que resguarda la Dirección de Deportes.
Y así como Iris, que en sus párrafos también plasmó su deseo de regresar el próximo año “para seguir disfrutando “con amigos de antes y conociendo nuevos”, también otros colonos expresaron sus sentimientos y vivencias.
“Asistir a la colonia cada año es un privilegio y una enorme satisfacción; disfrutar cada mañana con lo que nos proponen los profes es hermoso!. Fortalecernos jugando!! Todo el equipo que componen la colonia es de un nivel de profesionalismo intachable, con el cariño y la calidez que nos tratan: son un poco nuestra familia”, narró Julia.
Es que para los adultos mayores, la Colonia Municipal es sinónimo de diversión, bienestar y amistad. Y la clave está en la atención y la dedicación que brinda la Secretaría de Inclusión, Educación y Cultura, conformando un equipo de profesores y coordinadores con mucha experiencia, profesionalismo y, sobre todo, empatía.
El diario también refleja el testimonio de Graciela que tomó la lapicera para agradecer a los que la invitaron a esta “hermosa experiencia” y dejar plasmado su compromiso de volver: “Mientras exista La Colonia, iré con mucho agrado y satisfacción”.
Ana también se animó a escribir y reflejar el rol fundamental que tiene para su vida y la de su marido, Juan Carlos: “Sólo pensamos en divertirnos, energizarnos mutuamente, olvidar los problemas y las nanas propias de la edad; almorzamos con bebidas y frutas…¿Qué más podemos pedir?. Y todo gratis. Ojalá podamos hacerlo muchos años más”.
Y así, hoja tras hoja -sin importar si son de la “nueva” o “vieja” camada de colonos- expresan testimonios de alegría, bienestar y agradecimiento al Municipio.