Hay un poco de ruido blanco en el ambiente. Lejos en su cabeza resuenan las pisadas sobre las maderas del teatro, el murmullo de la gente y el ruido de palmas convocándolo al escenario…
Esta solo en su camerino…no le gusta que lo molesten, y todos hacen caso a esa exigencia. Su mano derecha sostiene un cigarrillo, mientras la izquierda un vaso… vaso que ya no contiene la calidad de otras épocas, no hay Jhonnie Walker o Chivas. Solo el licor más barato que sirva para llenar su copa y sus ansias de éxitos y reconocimiento que no perduraron.
Dio un par de vueltas por la habitación, relleno el vaso y volvió a arrojarse sobre su sillón. Su escasa cabellera ahora grisácea cae sobre sus hombros. Sigue esperando su turno…
Recorre con su vista cansada y ojos vidriosos las paredes. Afiches de conciertos las decoran. Fotos de tiempos lejanos, la banda, las giras…la Fender colgada de su hombro.
Lentamente comienza a mover sus dedos, como un deportista calienta sus músculos antes de una competencia. Recorre con ellos mentalmente cada nota, la lista de temas sigue siendo la misma de la última vez…
Una voz joven le indica desde la puerta que ya es su turno…
Lentamente, como su cuerpo anestesiado se lo permite se levanta del sillón.
Una última pitada al cigarrillo que apaga en el cenicero robado de algún bar. Deja el vaso en la mesa y abandona su lugar oscuro.
Cuando da un paso más allá de la puerta, una luz potente le lastima la vista…refriega el dorso de su mano sobre sus ojos y sin poder ver aún toma con la mano su instrumento al que percibe más ligero.
Avanza y logra hacer foco, comienza por recorrerse a sí mismo y descubre que, su remera de SABBATH esta desteñida y estirada por su abdomen…a su campera de cuero la reemplaza una bata gastada, sus botas por pantuflas…y recordó que la Fender la vendió para pagar algunas deudas.
Conectó la guitarra de plástico a la consola y le dio Play al GUITAR HERO…